El siglo XVI
Las primeras noticias documentales sobre actividades relacionadas con la enseñanza en Albalate se remontan al siglo XVI. Antes de ese tiempo no se ha encontrado referencia alguna sobre el asunto. Durante la Edad Media ya debieron establecerse en algunas localidades como Albalate pequeñas escuelas bajo la supervisión de las autoridades locales pero no hemos hallado rastro documental de ellas. Estos centros no debían de diferir mucho de las escuelas del clero y ambas servían, en lo esencial, para formar a futuros eclesiásticos. El proceso que durante la Edad Media debió seguir la formación de escuelas sería aproximadamente el siguiente: En primer lugar se decidía la creación de la escuela y a continuación se elegía el lugar construyendo el edificio o aprovechando estancias de la iglesia, convento o algún edificio singular y con dependencias apropiadas para este cometido. A continuación se fijaba la dotación del maestro así como la retribución que debían pagar los niños. Finalmente se nombraban auxiliares del maestro, siempre pertenecientes al clero, única institución ilustrada de la época, y comenzaba la tarea docente.
Como ya dijimos, la primera noticia en Albalate data del siglo XVI, en tiempos del Arzobispo Hernando de Aragón, coincidiendo con una de sus frecuentes estancias en el pueblo, concretamente la que va desde el 25 de marzo de 1564 hasta el 12 de febrero de 1565, poniéndose a salvo del «mal contagioso» que en Zaragoza había, la epidemia de peste que mató a casi 10.000 personas según testimonios de la época. Albalate era una de las posesiones predilectas de este arzobispo en cuyo castillo pasaba largas temporadas y aquí, el 1 de noviembre de 1564, instituyó una Almosna (término medieval que significa limosna) con su correspondiente dotación económica en los siguientes términos: «Primeramente queremos que en la Iglesia, todos los días de domingos y fiestas, un sacerdote natural de ella enseñe las oraciones, a saber: Pater Noster, Ave María, Credo y Salve, y éstas en latín. Y enseñe la doctrina cristiana a pequeños y grandes y a todos los que acudan a aprenderla, y esto se haga antes de Vísperas una hora poco más o menos, haciendo señal con la campana para que acudan... Item, queremos que enseñe a leer y escribir a los niños, con un moderado salario que los padres le darán, para ayuda juntamente con lo que le dejamos, para poder pasar».
Esta limosna no era estrictamente una donación sino un préstamo, como solía hacerse en la época: «...para sustentación de dicho sacerdote damos ocho mil sueldos de propiedad con cuatrocientos de anual pensión que la Villa de Albalate nos hace pagaderos el día y fiesta de Todos los Santos...»
La labor de este primer sacerdote debió de ser eficaz y motivadora porque dos años más tarde se ampliaba la oferta docente, por así decirlo. Exactamente el 14 de mayo de 1566 Don Hernando de Aragón concede permiso y facultad de tener escuela en la Villa y enseñar a leer y escribir y contar y la doctrina cristiana al presbítero Pedro Serrano, natural de Plou y beneficiado de la zaragozana iglesia de San Miguel, según consta en el Registro de Actos Comunes del Archivo Diocesano de Zaragoza.
Finalmente en lo que hace referencia al siglo XVI, debemos citar un albalatino ilustre por su labor docente en estos ilustrados tiempos del renacimiento. Se trata de Miguel Gil, del cual nos cuenta Bardaviu siguiendo textos de la época: «... en la Villa de Albalate, con opinión de grande Humanista y cuidadoso Preceptor, enseña las lenguas latina y griega el Maestro Miguel Gil». Al parecer era por 1568 cuando su fama de Humanista estaba en pleno auge, acudiendo a sus aulas los hijos de las familias más pudientes de todo el contorno: «Martín Batista de Lanuza ... Justicia Mayor de Aragón, gran jurisconsulto y autor de numerosas obras de Derecho y natural de Híjar, fue discípulo aventajado de nuestro Miguel Gil, así como otro hijarano ilustre, hermano del citado Justicia, Fray Gerónimo Batista de Lanuza, Obispo de Barbastro y Albarracín.»
Miguel Gil fue a su vez discípulo del insigne Humanista alcañizano Juan Lorenzo Palmireno, de fama universal, Catedrático de la Universidad de Zaragoza y más tarde de la de Valencia.
El siglo XVII
Casa cuartel de la Guardia Civil hacia 1940. Antes Escuelas e Iglesia de San Blas |
«Por cuanto hemos hallado que el cementerio común de esta villa estiabierto y patente que en él pueden entrar cualesquiere género de animales y hacerse todo tipo
Recordamos que desde la construcción en 1589 de la iglesia de la Asunción desapareció el cementerio que tradicionalmente había estado en lo que hoy es la lonja ocupando casi media plaza, y fue trasladado a la iglesia de San Blas, donde permaneció hasta 1834 en que se abrió el actual. La iglesia de San Blas permaneció abierta al culto hasta fines del siglo XVIII cuando, muy deteriorada se habilitó para convertirla oficialmente en Escuelas Públicas.
El siglo XVIII
Mosen Vicente Bardaviu, en su Historia de Albalate, cita un informe exhaustivo elaborado por el párroco Francisco Ciércoles en 1782 en cumplimiento de un decreto de visita pastoral del arzobispo de Zaragoza. En él se detallan diversos aspectos de la economía y la sociedad de la villa. En el apartado de Profesiones Liberales figura el siguiente apunte: « ...Hay en la Villa 2 abogados, 3 escribanos, 1 médico, 1 cirujano, 1 boticario, 1 albéitar, 1 maestro de niños, 1 maestra de niñas y 1 matrona».
Poco más tarde, en 1788 la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País solicitó información sobre una serie de aspectos de las escuelas de Aragón en un intento claramente ilustrado de mejorar la educación en nuestra región. Se pedía información sobre el estado de las escuelas de primeras letras tanto de niños como de niñas, rentas con que estaban dotadas y por quién y propuesta de medios para crearlas donde no las hubiera. Según la contestación que el ayuntamiento de Albalate envió, existía en Albalate una escuela sostenida por reparto o contribución vecinal. Para la manutención de la escuela de primeras letras de los niños pagaba 9 sueldos anuales cada niño desde 4 hasta 12 años, fuera o no a la escuela. Para niñas se pagaba otra con 36 libras que le tenía destinadas en su fundación la capellanía de Nuestra Señora de Arcos. El maestro de la escuela masculina era nombrado por el ayuntamiento y tenía agregado el órgano, por el que percibía 40 libras jaquesas de propios. Al parecer la escuela femenina no registraba muy buena asistencia, según palabras textuales del informe. Terminaba dicha reseña considerando que era necesario un maestro más que se podía dotar de las mismas rentas o de montes blancos, posibilidad que podía aprovecharse también para evitar la contribución de los padres.
Conviene añadir como detalle curioso que el ayuntamiento del Albalate en este siglo mantenía a cargo del presupuesto municipal una serie de puestos de trabajo variados que estaban desempeñados temporalmente por determinadas personas, lo que hoy llamaríamos «contratados». Eran los llamados «conducidos y sirvientes» y entre ellos figuraban médicos, maestros, organistas y otros oficios dependientes del concejo. Un documento del Real Acuerdo de Alcañiz del año 1734 nos aporta información acerca de la forma de elección y situación de diversos colectivos, entre ellos los maestros, sostenidos con fondos municipales:
«Vicente Gascón, en nombre del ayuntamiento de Albalate digo que en dicha villa es ahora el tiempo de admitir y despedir los conducidos y sirvientes de ella. Y por que su población es de más de 400 vecinos y de juntarlos a todos se puede temer que las elecciones o admisiones de dichos sirvientes o despedidas, en su caso, no se hagan con la quietud y justificación que conviene al publico, pues la gente del pueblo es facil de atraerse a cualquier dictamen y es presumible que concurriendo solamente corto numero de vecinos con el ayuntamiento, esto es, de aquellos que han tenido empleos, necesariamente se han de hacer otras elecciones con mas acierto... Por tanto suplico se sirva mandar que las admisiones y despedidas de los conducidos o sirvientes de dicha villa se hagan con el ayuntamiento y las personas que pareciere a V.E... Albalate, 1734».
«El Fiscal de S.M. concede facultad a Albalate para que de todos los vecinos haga sorteo de 20 personas que hubieren servido los empleos de ella y hecha la eleccion y sorteo de ellas, junto con las que componen el ayuntamiento pasen a votar las admisiones y despedidas de los conducidos o sirvientes, quedando electo o despedido aquel que tuviere mayor numero de votos... Que el Alcalde y Juez ordinario de la villa vigile con todo cuidado la quietud publica sin permitir soborno ni combensiculo alguno, haciendo sumaria informacion y remitiendola al Real Acuerdo... Zaragoza julio, 20 de 1734».
No deja de llamar la atención la incipiente conducta democrática a la hora de adjudicar estos empleos públicos y su impecable estructura formal. En otros documentos hemos hallado solicitudes de antiguos conducidos «maestros cirujanos, maestros de primeras letras», etc. haciendo constar la penosa situación económica en que se encuentran tras sus despidos, rogando al ayuntamiento «los reponga en su conducta».
El siglo XIX
La única información estadística de que disponemos para conocer la situación educativa en Albalate en el siglo XIX corresponde al Diccionario GeográficoEstadístico- Histórico de España y sus posesiones de Ultramar, editado por Pascual Madoz entre 1845 y 1850. Albalate cuenta en ese momento con 3.700 habitantes y había en el pueblo una cátedra de latinidad a la que asistían normalmente de 12 a 16 jóvenes, a cargo de un preceptor que por tal concepto usufructuaba un patrimonio regular. La escuela de instrucción primaria elemental masculina proporcionaba enseñanza a más de 130 alumnos y estaba dotada con 4.400 reales. A la femenina asistían 90 alumnas que aprendían las «labores propias de su sexo» y estaba atendida por una maestra «examinada» que recibía anualmente la cantidad de 1.000 reales.
El siglo XX
Albalate hacia 1900. |
era altísimo, 79,1%, y sensiblemente mayor en la mujer (84%) como fiel reflejo de una sociedad dominada y controlada por los varones. La misma estructura socioeconómica reforzaba este analfabetismo pues las tareas agrícolas retiraban a los niños de las escuelas durante largo tiempo; la cultura quedaba así relegada a un segundo plano, supeditada a las necesidades de subsistencia.
En 1902 se establecieron en el antiguo convento de los padres Capuchinos, las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, que pasaron a hacerse cargo del Hospital (en el que eran atendidos en 1917 una media de tres enfermos diarios) y de una escuela de párvulos a la que asistían entre 250 y 350 niños, según los años y era costeada por el municipio. En el mismo edificio del convento las monjas impartían la enseñanza privada a unas 50 «señoritas» que, por lo general, pertenecían a las familias más pudientes del pueblo. Además había cuatro clases, dos para niños y dos para niñas, en las escuelas del puente, atendidas por maestros y maestras nacionales. Entre los que han dejado mayor recuerdo en el pueblo por su gran labor profesional figuran María Gonzalvo, Antonia Conejero, Desiderio Alvira y Modesto García, entre otros.
Los exámenes
Uno de los acontecimientos más esperados en estos años de principios de siglo era la realización de los exámenes en la escuela de párvulos. Las crónicas periodísticas de la época recogían fielmente estos actos que solían ser extraordinariamente simpáticos y agradables y estaban llenos de ternura por la corta edad de los protagonistas. Veamos un artículo del periódico El Noticiero del 1 de julio de 1903:
«...Decir lo que en aquel solemne y encantador acto vimos y oímos de los labios de tan tiernas criaturas es tanto como reconocer el gran caudal de inteligencia, celo, paciencia y trabajo que las humildes hijas de la Caridad han tenido que emplear para infundir en los pequeños aquel cúmulo de conocimientos de doctrina cristiana, gramática, aritmética, geografía, lectura e historia sagrada que los niños demostraron poseer, contestando a las diferente preguntas que la digna Junta Local les hacía, con una gracia y soltura tal que frecuentemente arrancaba del numeroso y selecto público ruidosos y prolongados aplausos... Aunque los 320 niños matriculados estaban a una gran altura de conocimientos, merecen especial mención Jesús Pérez y Elvira Lacambra que ostentaban en su pecho las fajas de general. Luis Martín y Luisa Sanz que pronunciaron bonitos discursos. Josefa Labora, Vicenta Bernad, y Joaquina del Río que recitaron animado y gracioso diálogo. Rita Clavería, Isabel Bernad, Alberto Bernad, Santos Bernad, Antonio del Río y otros muchos...»
Las escuelas públicas también celebraban su fiesta de fin de curso que no se limitaba al acto exclusivamente formal, celebrado en el teatro, sino que conti nuaba con una merienda campestre en la que participaba medio pueblo. Noticia del Heraldo de Aragón, 7 de julio de 1909:
«El teatro quedó pequeño para la fiesta escolar organizada por el alcalde Luis Bernad y Desiderio Alvira, maestro de primera enseñanza. Más de 500 niños y niñas, acompañados al piano por el maestro Repullés cantaron en perfecta armonía el himno de la bandera de Sinesio Delgado. El ilustrado profesor Alvira pronunció un discurso elogiando las virtudes de la educación, animando a los padres a estimular en los hijos este hábito. El niño Higinio Bernad y la niña Hilaria Gracia recitaron bonitas poesías. Cerró el acto el alcalde con emotivo discurso. Desalojado el teatro nos dirigimos en procesión cívica al merendero del Morrongo y en una esplanada contigua volvieron a cantar los niños. Pronunciaron bellos discursos los niños Jesús Pérez y Joaquina Villar. La comisión repartió entre los niños una merienda para reparar fuerzas, compuesta de pan, salchichón y galletas. La banda municipal entretuvo con alegres bailables. De regreso al pueblo se cerró el acto en la plaza del convento después de felicitar la comisión (Junta Local de Primera Enseñanza, presidida por el alcalde) a los maestros y maestras Desiderio Alvira, Modesto Gaeta, María Gonzalvo y Elena López».
En otro artículo periodístico del Noticiero de 1912, volvemos a tener noticias, francamente entusiastas, de la enseñanza en el pueblo:
«Merece mención especial y párrafo aparte lo que con la cultura de este pueblo se relaciona. Según los datos que he tomado, la enseñanza primaria, única que aquí se da, es perfectamente atendida. Costea el municipio una escuela de párvulos con provechoso resultado que está a cargo de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana y todos se felicitan de lo bien que estas beneméritas hijas de Dios cumplen su cometido. Además hay cuatro escuelas para niños y niñas. De las de las niñas son maestras doña María Gonzalvo y doña Antonia Conejero. De las de los niños, don Desiderio Alvira y don Modesto García. Todos ellos son competentísimos maestros que consagran sus esfuerzos a la educación completa y cristiana de sus discípulos. El local de las escuelas es grande, moderno y con todas las exigencias de la pedagogía integral.»
La educación fue asunto de gran trascendencia para los políticos de la Restauración y no podía serlo menos para José Rivera Nolivós, uno de los personajes de mayor calado e influencia en la historia reciente de Albalate. En 1912, al comienzo de su primer mandato como Alcalde, publicó un Bando en el cual hacía alusión explícita a alguna de sus ideas acerca de la enseñanza, en este caso más bien de la educación, en el pueblo.
«Atento al principio de que no puede haber sociedad sin ciudadanos con la instrucción necesaria, he de procurar por todos los medios que mis convecinos adquieran la instrucción elemental necesaria, para la que exigiré responsabilidad a los padres que no envíen a sus hijos a los establecimientos de instrucción y sólo en casos excepcionales podré dispensar esta obligación.»
Convento de los Capuchinos |
Para introducirnos mejor en el núcleo de estos singulares acontecimientos podemos seguir la nota de prensa de Heraldo de Aragón de 24 de junio de 1916:
«... En los ejercicios de lectura, Historia Sagrada, Gramática, Aritmética, Urbanidad y Geometría se distinguieron los niños y niñas siguientes: Pilar Olague, Adoración Rodríguez, Pilar Gracia, Andresa Marcuello, Natividad Bendicho, Carmen Casorrán, Pilar Abad, Pilar Grao, Domigo Gazulla, Manuel Sanz Rodrigo, Moisés Olague, José Ariño, Joaquín Peguero, Carmelo Aznar, Carlos Gasco, Ramón del Río y Mariano del Río.
En los ejercicios gimnásticos, muy bien acompañados al piano por el maestro Estaban Peralta, todos los alumnos se lucieron, verifiando los cambios y movimientos con exactitud matemática.
Dijeron con gran dominio un bello diálogo las niñas Teresa Bendicho, Manuela Peguero, Carmen Pina, Josefina Ibáñez, Teresa Aranda y Emilia Jubierre. Y otro con no menos lucimiento los niños Antonio Fernández, Justo Rodríguez y Jesús Gabarrús.
Otro niño, Ricardo del Río, dijo otro discurso, escribió al dictado en la pizarra y demostró conocimientos de Aritmética. Como una mujer se expresó en el discurso final la niña Concha Ibáñez. La niña María Félix Gavín nos narró un pasaje de la Historia Sagrada con gracia inagotable pues supo dar tal expresión de vida a sus palabras que cautivó con su vis cómica a todos los oyentes. El público entusiasmado le tributó una gran ovación.
A todos los párvulos, nuestra más cordial enhorabuena y muy particularmente a la directora de la escuela, hermana Filomena Chust, así como a las hermanas auxiliares Patrocinio Pérez y Petra Nogueras».
La fiesta del árbol
En marzo de 1924 se celebró por primera vez en Albalate y como una importantísima actividad educativa la llamada fiesta del árbol, acto que contó con un gran seguimiento durante la década y que se repetía sistemáticamente todos los años al comienzo de la primavera en un intento bastante ecológico de concienciar, sobre todo a los más pequeños, de la importancia de los árboles en una sociedad que necesitaba de la riqueza que proporcionaba la agricultura y que, poco a poco, estaba despertando a la industrialización. Observemos cómo transcurría una jornada de esta fiesta según el articulista de Heraldo de Aragón:
«... La fiesta empezó saliendo las autoridades e invitados de la plaza Mayor, precedidos de los niños de las escuelas nacionales con sus cultos profesores...y acompañados de numeroso público para el punto llamado de Cantalobos en cuyo pintoresco paisaje se realizó por los niños la plantación de buen número de almendros... El párroco Ramón Galve bendijo los árboles y pronunció un hermoso discurso... Seguidamente los niños, dirigidos por el competente músico señor Artal, entonaron los himnos al árbol y a la bandera... La comitiva, en la que seguramente formaban más de 3.000 personas, se trasladó a la plaza de toros en cuyo ruedo volvieron a entonar los niños los citados himnos y a continuación los maestros Román García y Antonio Cebollada hicieron uso de la palabra... felicitando al vecindario porque su presencia en el acto es prueba elocuente de que siente las ansias de cultura y progreso... El público premió estas palabras con grandes aplausos. Finalmente el alcalde Cipriano Garralaga expresó la necesidad de que todos seamos buenos amigos del árbol, base muy principal de la agricultura, y manifestando que la autoridad sería inflexible para castigar cualquier atentado contra el arbolado que acababa de plantarse y que un día puede ser base de una positiva riqueza...».
En otras ocasiones, también los niños tomaban la palabra en el acto final de la plaza de toros, dándole un tono mucho más emotivo. Las crónicas apuntaban la progresiva afluencia de público a dicha fiesta que, año tras año, ganaba en concurrencia. Otros años se repartía entre los niños una merienda tras la plantada de los árboles, que solía consistir en un «sabroso» panecillo con chorizo riojano y naranjas. Llegaron a 700 las raciones que en 1927 fueron repartidas.
Inauguración de la biblioteca
Las actividades educativas y culturales se sucedían en estos «felices años 20». El día de año nuevo de 1925 se celebró la inauguración oficial de la Biblioteca Popular, creada por el ayuntamiento. A su aparición contribuyeron numerosos vecinos con la aportación personal de libros o de ayuda en metálico para contribuir a sufragar el proyecto. Ese mismo día se tributó un homenaje a Mariano Ripollés Vaamonde y a su difunto padre, el que fuera diputado y rector de la universidad de Zaragoza, Mariano Ripollés y Baranda. Seguimos a través de las páginas de Heraldo de Aragón la exposición de motivos, donde se manifestaba el agradecimiento a Ripollés por: «...su desvelo por la construcción del Pantano de Arroyo Escuriza y de su atención prestada a esta villa mientras fue diputado por este distrito, y a su hijo por su intervención, entre otros méritos, a favor de la Biblioteca Municipal creada en su pueblo, consiguiendo por su influencia infinidad de libros donados por el Ministerio de Instrucción Pública...» El homenaje consistió en dar el nombre de Ripollés (D. Mariano) a la calle de Arcal.
Al acto de inauguración de la Biblioteca asistió el antiguo párroco de Alba-late, Vicente Bardaviu, ahora de San Miguel de los Navarros de Zaragoza, quien aprovechó para explicar la grandeza de los libros, pero haciendo especial énfasis en lo peligrosos que podían llegar a ser para determinadas personas, por lo que: «... hay que saber a quién, cómo y qué libro se le da, pues lo mismo que el libro puede hacer un beneficio inmenso, según la ilustración de quien lo lee, se causa perjuicios gravísimos...» (Noticiero, 8 de enero de 1925). Ya se adivinaba el peligro de la «contaminación intelectual» que desde fuera estaba penetrando, lentísimamente, en Albalate. Eran los libros; libros espiritual y sobre todo políticamente prohibidos para un pueblo con tasas de analfabetismo superiores al 50% a quienes había que administrar y dosificar las lecturas ya que el ejemplo de ciudades como Zaragoza, donde la propaganda y la literatura marxista y anarquista circulaba cada vez más, horrorizaba a Bardaviu y a todos quienes manejaban los resortes del poder. Tendrían que pasar más de 10 años para que en esa misma Biblioteca Popular se pudieran leer libros tan escandalosos como «El Capital», «El Manifiesto Comunista» o «Palabras de un rebelde».
Fiestas de las exposiciones escolares
Las cinco escuelas que había entonces en el pueblo, una de párvulos y cuatro clases de niños de distintas edades, celebraban conjuntamente esta fiesta, a finales de curso. Eran visitadas por la Junta Local, compuesta por el alcalde, el cura, el secretario del ayuntamiento y el comandante de la guardia civil, eso que se ha dado en llamar «las fuerzas vivas». El periódico La Voz de Aragón nos lo muestra en su crónica del 22 de junio de 1926:
«... - En la escuela que dirige Antonio Cebollada, de niños, sobresalen Víctor Adell, Delfín Ariño, Fermín Casorrrán (gran dibujante), Isidoro Sauras y José Villar.
- Escuela de niñas de doña Manuela Barberán, de reciente incorporación.
- Escuela de don Román García Gárate. Son niños de 12 a 13 años que, por su edad, aprovechan más las enseñanzas de sus profesores. En ella destacan: Emilio García, Ramón Tirao, José Gasco, Mariano Lucea, José Herrero, Salvador Arnas, Manuel Marcuello, Marcos Bernad y Miguel Conesa.
- Escuela de doña Ramona Casals, que está atestada de labores; desde el zurcido al vulgar «piazo bien echao» y hasta la labor más delicada. Destacan: Severa Grao, Felipa Nogués, Mercedes Pellicero, Isabel Félix (excelente caligrafía), Ildefonsa Palos y Adoración Pueyo.
- Colegio de párvulos, dirigido por las Hermanas de la Caridad, donde asisten unos 300 pequeñuelos, el mayor de 6 años. Hicieron ejercicios de lectura, doctrina, sumar hasta 1000 y gimnasia. Hay pequeñuelos de 4 años y medio y 5 años que ya leen correctamente. Está dirigida por la Madre Encarnación...».
Román García Garate
Mención aparte requiere uno de los personajes más importantes y emblemáticos en la historia educativa de Albalate, don Román García Gárate y es de justicia glosar aquí unos breves apuntes biográficos de este ilustre docente albalatino.
Nació en Albalate del Arzobispo en 1878. Primo hermano del gran pintor Juan José Gárate Clavero, estudió Magisterio en la Escuela Normal de Zaragoza. En 1923 fue nombrado alcalde de Albalate (cargo que ocupó durante tres años) y jefe regional de Unión Patriótica Nacional, fundada por Miguel Primo de Rivera.
De 1902 a 1905, Román García ejerció como maestro interino en las escuelas de Cosuenda, Albalate del Arzobispo, Fuentes de Ebro y Paniza. Posterior mente, de 1905 a 1943, ocupó como profesor titular las plazas de Unciti (Navarra), Bordecorex (Soria), Viana de Duero (Soria), Artajona (Navarra), Nonaspe (Zaragoza), Urrea de Gaén (Teruel), Sástago (Zaragoza), Caspe (Zaragoza), Alba-late del Arzobispo, Bilbao y Sierra de Luna. En 1927 fue presentado, en su nuevo destino en la Escuela Nacional de Iturribide de Bilbao, ante el Gobernador Civil de Vizcaya por el alcalde de Zaragoza, Miguel Allué Salvador y durante tres años desempeñó el puesto de Secretario del Centro Aragonés de Bilbao.
Poco antes de la Guerra Civil, el gobierno de la República lo destinó, en régimen de semidestierro, a la escuela de Zaragoceta, pedanía de Caspe, donde permaneció 17 meses. Enterado de que las tropas nacionales acababan de ocupar Caspe, consiguió huir a esta ciudad.
En 1941, las autoridades franquistas le abrieron un expediente, obligándole a firmar una detallada «Declaración jurada de su actuación en los últimos años antes del Movimiento y durante éste», en la que justificaba su actividad como alcalde de Albalate, como maestro y como militante de F.E.T.E. (Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza), militancia que él repudió por las amenazas de expulsión del Cuerpo de Maestros recibidas de la dirección del sindicato.
En 1924 publicó una «Guía General de Aragón, Navarra, Soria y Logroño de información geográfica y estadística» de 737 páginas, visada por la Universidad de Zaragoza. Se ha considerado a Román García Gárate uno de los mejores calígrafos de Aragón. Su método de caligrafía Letra Vertical Española (1935, cuarenta mil ejemplares) fue editado por la Caja Municipal de Ahorros de Bilbao y aprobado como texto oficial en las escuelas de Bilbao. La Caja de Ahorros de Castellón editó igualmente numerosos ejemplares de Letra Vertical para su uso en las aulas de la región valenciana.
Discurso de agradecimiento en su homenaje como Hijo Predilecto de Albalate, 1961 |
García Gárate coincidió en la escuela de Artajona con el maestro y pedagogo aragonés Pedro Arnal Cavero (1884-1962). Ambos conservaron la amistad durante el resto de sus vidas.
Jubilado en julio de 1943, fijó su residencia en Albalate en compañía de su hija Pilar. En 1961 el Ayuntamiento le declaró Hijo Predilecto de Albalate. Murió en 1966.
El nuevo Grupo Escolar, construido en 1978, lleva su nombre.
En la actualidad, su nieto Emilio García Gómez está a punto de terminar una extensa biografía extensa sobre este lúcido y sabio maestro albalatino.
La Segunda República
Uno de los temas más candentes durante la II República fue precisamente la cuestión educativa. Según el artículo 26 de la Constitución de 1931, se prohibía a las órdenes religiosas el ejercicio de la enseñanza. La Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas (17 de mayo de 1933) que desarrollaba este artículo, lo indicaba claramente: « Las Órdenes y Congregaciones religiosas no podrán dedicarse al ejercicio de la enseñanza... La Inspección del Estado cuidará de que no puedan crear o sostener colegios de enseñanzas privada, ni directamente ni valiéndose de personas interpuestas.»
La situación podría resultar caótica en caso de que el Ministerio no tomara las medidas adecuadas para garantizar la educación a unos alumnos que asistían en gran número a colegios dirigidos por religiosos o religiosas, como era el caso de la escuela de párvulos de Albalate, donde las monjas de Santa Ana daban educación a más de 300 niños y niñas, además de la escuela privada de señoritas. A nivel estatal, las mayores críticas que recibió esta ley se basaban en que el Estado no podría escolarizar a los más de 350.000 alumnos que se educaban en colegios católicos a los que había que dotar de escuelas y maestros. Maestros hubo suficientes en pocos meses (8.000). La búsqueda de 6.000 escuelas fue mucho más difícil.
Alumnos de la Escuela de Albalate, hacia 1933 |
En Albalate, pocos meses antes de aprobarse la ley ya se había inaugurado el grupo escolar cuya construcción se había decidido en Consejo de Ministros de la Dictadura con fecha de 9 de noviembre de 1928, habiéndose retrasado lánguidamente su inicio. Incluso después de finalizado se demoró su apertura con fines, según el periódico Izquierda (4 de febrero de 1933) poco confesables:
«... El jueves día 2 de febrero se inauguraron las Escuelas de Albalate ... y hay que hacer constar que los edificios escolares llevaban varios años construidos y ante ciertos trabajos de zapa no llegaba nunca su inauguración. ¿Qué finalidad se conseguía con su demora? ¿Fines políticos, como siempre? ¿Es que se quería jugar una vez más con el sufrido pueblo de Albalate? Acostumbrarse que aquellos tiempos ya no volverán. Los caciques, los chulos, los perdonavidas, los que manipulaban, estrujaban y explotaban al pueblo se acabaron. Ahora del valor de los pueblos depende el que no vuelvan...».
1928 - noviembre - Se acuerda en el Consejo de Ministros del Directorio Civil de Primo de Rivera la construcción de escu- las graduadas den Albalate. Hasta el 2 de febrero de 1933 no se inauguraron |
El 11 de noviembre de 1934 se inauguró la Juventud Católica Femenina que tenía su domicilio social en el colegio de las monjas de Santa Ana. Se trataba de un claro intento de relanzar y afianzar la estructura religiosa en una población de tan arraigada tradicional católica y que había quedado seriamente «tocada» con las medidas del bienio progresista.
En la misma línea de consolidación e impulso evangélico se inauguraban a primeros de enero de 1935 las llamadas escuelas dominicales, a cargo de la recién creada Juventud Católica Femenina. En ellas se adoctrinaba en la fe católica a las mujeres que, al parecer con éxito de concurrencia, asistían una vez por semana, los domingos. Al acto inaugural asistían las autoridades religiosas, civiles y militares, sin faltar los maestros y maestras. Además de esta escuela dominical se fundaron las secciones de Piedad y Catecismo y para recaudar fondos se realizaban funciones teatrales, desde dramas a cuadros catequísticos.
Posguerra
La devastación humana y económica que provocó la guerra influyó de manera evidente en la situación del pueblo en general y de la enseñanza en particular.
Se confeccionaron listas de pobres a quienes se incluía en la asistencia médica y farmacéutica por cuenta del ayuntamiento (47 familias en 1938) y los criterios para estar encuadrados en tal denominación. Se autorizó a los vecinos del pueblo a hacer esparto con la intención de que mejorara, aunque fuera mínimamente, la situación económica de las familias más humildes. Los empleados municipales solicitaron aumento de sueldo por la subida de los artículos de primera necesidad pero la agobiante situación financiera del ayuntamiento impidió concederles la petición. Alguno de los concejales se vio obligado a dimitir, tres meses después «por la necesidad que tiene de ganarse el jornal diario ya que los rojos le robaron y le destrozaron todo». Los «rojos» se habían convertido ahora en una buena excusa, (en ocasiones, verdadera) una auténtica cabeza de turco donde cargar todas las culpas y a la que achacar todos los males que padecía la población.
En septiembre de 1938 había tres maestros pero hacía falta otro que no sabían de dónde sacarlo ni cómo pagarle. Un hombre generoso, un tal Francisco Montañés, se comprometió a servir a la escuela con una gratificación, a todas luces simbólica, de 4 pesetas diarias (el jornal estaba en torno a las 10 ptas.).
Desde 1945 se comienza a estructurar un programa económico que contribuyera a mitigar el paro en una población que aún no había descubierto el camino de la emigración. Se elaboró un plan de obras entre las que figuraba la construcción de un depósito de aguas potables, la reparación de carreteras, el arreglo de algunas calles y la ampliación de las viviendas de la Casa-Cuartel de la Guardia Civil, para lo que hubo que solicitar un empréstito al Banco de Crédito Social al no disponer el ayuntamiento de medios económicos. Para ello, en junio de 1945 se trasladaron las escuelas que aún subsistían en el Cuartel a los locales del convento. Durante los siguientes años en las Escuelas «de la República» se impartirá la Enseñanza Primaria y en los locales del Convento lo que hoy llamaríamos Secundaria, donde se preparaba al alumnado para la reválida de 4º de Bachillerato. Finalmente, en 1978 se construyeron las Escuelas Nuevas, en su actual emplazamiento, reformado notablemente en 1986.
Tiempos actuales
En noviembre de 2008 se inauguró la Escuela Infantil de Albalate con dos unidades, una para niños de 1 a 2 años con capacidad para 13 alumnos, y otra para niños de entre 2 y 3 años con 17 plazas. También a 2008 se remonta la apertura del comedor con una capacidad para 40 alumnos con lo que se pretendió facilitar la conciliación de la vida familiar y laboral.
En el curso actual 2013/2014, el número total de alumnos del Colegio Público Román García Gárate es de 162, de los cuales 45 se hallan en Infantil (16 de tres años, 13 de cuatro años y 16 de cinco años) y 87 en Primaria (15 en primero, 12 en segundo, 14 en tercero, 18 en cuarto, 10 en quinto y 18 en sexto). En primer curso de ESO hay 19 alumnos y 11 en segundo. La plantilla actual del profesorado es de 20 profesores más uno itinerante, además de los responsables de impartir religión católica y evangélica.
La labor realizada en el centro es ejemplar y su trayectoria envidiable. En el curso 2009/2010 el colegio recibió el Primer Premio «Palmira Plá» para Proyectos educativos en educación en valores y ciudadanía, dotado con 3.000 euros. En el curso 2010/2011 recibió el Primer Premio en el Concurso de Buenas Prácticas en materia de Convivencia, dotado con 6.000 euros.
El centro, además, está acreditado como Escuela Promotora de Salud y, por tanto, pertenece a la Red Aragonesa de Escuelas Promotoras de Salud.
En la actualidad se lleva a cabo el proyecto de anticipación de Inglés como primera lengua extranjera, desde 1º curso de Infantil, así como el Francés como segunda lengua extranjera en 5º y 6º de Primaria.
Finalmente debemos reseñar la existencia en la localidad de un Aula de Adultos que está adscrita al Centro de Adultos de Andorra y que cuenta con las siguientes enseñanzas:
– Formación Inicial para Personas Adultas (Nivel II-Consolidación de las destrezas y competencias básicas).
– Inglés iniciación: 18 alumnas.
– Entrenamiento y apoyo a la memoria: 15 alumnas.
– Informática iniciación: 12 alumnos/as ESPAD, Preparación Acceso a Grado Medio y Superior: 7 alumnos/as.
– Taller de cine y literatura: 14 alumnos/as (tertulia literaria con la bibliotecaria y proyección de cortometrajes de temáticas diversas).
Aula de Adultos de Albalate |
Organizaciones y asociaciones culturales, artísticas, musicales y deportivas que promueven en toda su variedad una gran cantidad de actividades cuyo carácter educativo y didáctico complementan la tarea institucio nal y enriquecen notablemente la vida cultural del pueblo:
– Casino Recreativo y Cultural
– Asociación El Cachirulo y Amigos de la Jota
– Asociación Amas de Casa «El Palomar»
– Asociación de Mujeres «Pintor Gárate»
– Acción Católica
– Hermandad Comarcal Nuestra Señora de Arcos
– Asociación Cultural de Artistas Plásticos «La Caraza»
– Asociación Cultural «Rincón Verde»
– Grupo de Teatro «La Tertulia»
– Asociación Hogar del Pensionista
– Sociedad Deportiva de Cazadores
– Asociación de Madres y Padres de Alumnos
– Club Ciclista Albalate
– Grupo de Tambores y Bombos de Albalate
– Junta de Cofradías de Semana Santa
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