Introducción.
Es muy cierto que a veces viajamos a sitios
lejanos para visitar diversas manifestaciones del patrimonio cultural de otras
regiones o países, cuando a veces desconocemos buena parte de nuestro propio
patrimonio cultural.
Por ello ha sido esencial el desarrollo de
estas jornadas para dar a conocer los elementos más significativos del
patrimonio cultural de nuestra comarca. Aunque, obviamente, en un periodo de
tiempo tan determinado no se pueden abarcar todas las manifestaciones ni
elementos patrimoniales que guarda esta tierra; es por eso que muchas cosas han
quedado en el tintero y podrán ser objeto de otras ponencias en sucesivas
jornadas.
Este breve artículo pretende recoger el
contenido de la ponencia homónima que se desarrolló en las primeras Jornadas sobre Patrimonio Cultural en elBajo Martín, los días 23 y 24 de noviembre de 2012. En estas páginas
haremos una breve descripción de los principales elementos patrimoniales de la
comarca del Bajo Martín; y todo ello ordenado de forma cronológica, desde la Prehistoria hasta
nuestros días.
Prehistoria.
A pesar de que
no son numerosos los vestigios de época prehistórica que pueden encontrarse en
las localidades de nuestra comarca sí que merece la pena citar algunas
estaciones y algunas manifestaciones artísticas que se encuentran todas ellas
en el término municipal de Albalate del Arzobispo.
Es en época
del Calcolítico (hacia 2000 a .
C.) cuando podemos situar estos primeros restos de ocupación humana, que se
sitúan principalmente entre los barrancos de Valdoria y de La
Hoz. En algunos de estos abrigos o cuevas
naturales, como La Tarranclera , La Caraza o la Cueva del Subidor, se encontraron restos
humanos asociados a útiles de silex y algunos elementos de cobre. Pero el
hallazgo más notable se localizó en la Cueva Negra ,
donde en 1974 fueron encontrados en un covacho, por unos aficionados a la
espeleología, dos esqueletos superpuestos asociados a elementos cerámicos y
útiles de silex, datándose el yacimiento en el Bronce Pleno (en torno al 1.500 a . C.).
Aparte de
estos primeros vestigios humanos no podemos pasar por alto las primeras
manifestaciones artísticas que tenemos en nuestra comarca, también en el
término municipal de Albalate del Arzobispo, como son las pinturas rupestres de
Los Chaparros y Los Estrechos del Río
Martín, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO dentro de la
denominación genérica concedida al Arte Rupestre Levantino. En estos abrigos se
desarrollan diversas manifestaciones del arte rupestre, que abarcan estilos
naturalistas, geométricos y esquemáticos; las primeras pinturas pueden datarse
en torno al 8000 a .
C. y las más recientes alrededor del año 1500 a . C.
Primera Edad de Hierro.
Es en la época de la Primera Edad del Hierro, que se
data aproximadamente entre los siglos IX y V antes de Cristo, cuando empiezan a
desarrollarse los primeros núcleos estables de población en prácticamente todas
las localidades de nuestra comarca. Contingentes de población venidos de
Centroeuropa y que se establecen en nuestro territorio traen con ellos la
metalurgia del hierro y un cambio en las mentalidades religiosas de la época,
comenzando a generalizarse el rito de la incineración para dar sepultura a los
muertos.
De esta época
podemos empezar a citar ya algunos asentamientos poblacionales de cierta
entidad como el Cerro del Cantador
en Jatiel, el Cerro Gordo en el
límite del término de La Puebla
de Híjar con los de Azaila y La
Zaida , el Cabezo
Redondo en Urrea de Gaén o el Cabezo
Pilón en Vinaceite.
Por la
importancia de los restos localizados merece una reseña especial el
asentamiento de Pompeya, en Samper
de Calanda, que ha sido parcialmente excavado y cuya ocupación se ha podido
datar en torno al 780 a .
C.
También merece
la pena destacar la primera ocupación existente en el Cabezo de Alcalá de Azaila, de la cual conservamos escasos
vestigios ya que se encuentra bajo la posterior ocupación de la ciudad ibera.
Sin embargo se ha conservado buena parte de la gran necrópolis tumular, situada
junto a la carretera que da acceso al yacimiento y que conserva alrededor de
noventa túmulos funerarios.
Segunda Edad del Hierro.
Es por eso que
en todas las localidades de nuestra comarca podemos encontrar restos
arqueológicos de época ibera. Así podemos citar, como más significativos, el Cabezo de la Cruz en Albalate del
Arzobispo, Peña Fresca o Valimaña en
Castelnou, Los Palomaricos en Híjar,
Peña Larga y La Pileta en Jatiel, Las Valles en Samper de Calanda y el Cabezo Carrasco o El Ventanico en Urrea
de Gaén.
Por su
importancia más notable merecen una reseña aparte los yacimientos arqueológicos
de Castillejo de La Romana , en La Puebla de Híjar, y La
Bovina en Vinaceite. Ambos están declarados como Bien de
Interés Cultural (BIC), que es la máxima figura de protección que se concede a
los diversos elementos y manifestaciones del patrimonio cultural aragonés. El
primero de ellos se encuentra muy cercano a la localidad de La Zaida y fue excavado
parcialmente en la década de 1970 por Miguel Beltrán. El segundo apenas ha tenido
alguna excavación científica reseñable. Ambos tienen un gran potencial para
futuras excavaciones arqueológicas y se han considerado en muchas ocasiones
como núcleos dependientes del Cabezo de Alcalá.
El Cabezo de Alcalá de Azaila es el
principal yacimiento arqueológico de época ibera que tenemos en nuestra comarca
y en Aragón, y uno de los más estudiados y conocidos a nivel nacional. También
goza de la categoría de BIC y está incluido en la Ruta de los Iberos en el Bajo
Aragón. Tiene dos ocupaciones sucesivas en el tiempo: la primera de ellas
correspondiente a la Primera Edad
del Hierro y la segunda inserta en el periodo Ibérico Pleno y Tardío, acusando
en su urbanismo y arquitectura muchos aspectos de la creciente influencia
romana. Tuvo un final violento que se ha querido relacionar con las Guerras
Sertorianas, cuyas campañas militares asolaron buena parte de los núcleos
poblacionales del Valle Medio del Ebro.
Yacimiento arqueológico del Cabezo de Alcalá (Azaila) |
Época Romana.
La
época romana en nuestro territorio se caracteriza por una menor densidad de
núcleos poblacionales. Desaparecen la mayor de los grandes núcleos urbanos y lo
que encontramos, en la mayoría de los casos, son villas particulares enclavadas
en medio de grandes latifundios agrícolas. La mayoría de los restos destacables
además se concentran en el término municipal de La Puebla de Híjar.
Sin embargo
una excepción podemos encontrarla en el yacimiento de La
Ferradura ,
precisamente en La Puebla
de Híjar, un pequeño asentamiento urbano situado al lado del ferrocarril y
también muy cerca de la carretera que va hacia Jatiel. Aunque no se han
realizado en él excavaciones científicas en profundidad todavía se aprecian en
superficie restos de suelos pavimentados y fragmentos de “terra sigillata” de
esmerada decoración en relieve.
En cuanto a
las villas que hemos comentado anteriormente podemos destacar a la de Las Sardas, también en territorio
poblano, y en este mismo término y muy cerca del casco urbano actual
encontramos la villa de Campo Palacio,
declarada como Zona de Protección Arqueológica; en la actualidad se encuentra
en un estado bastante deteriorado, pero se han encontrado numerosos restos de
estucos murales policromados y de “opus signinum”.
Debe
destacarse sobremanera la villa romana de la Loma del Regadío, situada en Urrea de Gaén
y declarada como BIC. Aquí sí se han desarrollado excavaciones arqueológicas
desde 1959 y se han encontrado interesantes restos, como el extenso mosaico que
representa la Lucha de Belerofonte contra la Quimera. Recientemente se ha realizado un trabajo de musealización y puede
visitarse poniéndose en contacto con el Ayuntamiento de la localidad.
El hallazgo de
una lápida en un solar del casco urbano de La Puebla de Híjar, que hace mención a los habitantes
de Osicerda, ha dado pie a elucubraciones que hacen pensar que esta ceca
sedetana pudiera encontrarse en su término municipal. Sin embargo, no ha podido
encontrarse un núcleo de la suficiente entidad para poder afirmar esta
hipótesis.
Si que puede
atestiguarse por otra parte un interesante entramado de vías de comunicación
romanas en nuestro territorio, como el miliario encontrado en la Partida de las Suertes de
Jatiel y los restos de un puente de “opus caementicium” en la orilla derecha
del río Aguasvivas, muy cerca del Cabezo de Alcalá de Azaila.
Época tardorromana y visigótica.
De época
tardorromana y ya más bien visigoda son escasos los vestigios que podemos
encontrar en las localidades de nuestra Comarca. Merece destacar, y además de
forma notable, la necrópolis de Las
Lastras de San José, situada junto al cementerio municipal de Albalate del
Arzobispo y declarada como BIC. Se trata de una extensa necrópolis de
tumbas antropomorfas excavadas en la roca y que se data en los siglos IV a
VI.
En la misma
época podemos datar las tres tumbas antropomorfas de Las Vales, cerca de la divisoria entre los términos municipales de
Híjar y Samper de Calanda, y junto al poblado ibero de Los Palomaricos.
Edad Media.
En la Alta Edad Media, y
especialmente en la época de la dominación musulmana, también son escasos los
restos que podemos encontrar. Quizás podemos resaltar una Torre albarrana, junto a la iglesia parroquial de Híjar. Por su
tipología puede datarse en el siglo XI y seguramente formaría parte del recinto
fortificado que enmarcaba al castillo y la iglesia; hace algunos años sufrió
una restauración bastante lamentable.
También de
esta época podemos destacar los trazados urbanos de algunas localidades de la
comarca, especialmente las de fundación musulmana. De entre todos los ejemplos
es resaltable Urrea de Gaén, la población que mejor conservar ese entramado de
callejuelas estrechas y adarves típico de las aljamas mudéjares y moriscas.
De la
Baja Edad Media es mayor el número de
vestigios que se han conservado y documentado. Uno de los elementos destacables
es el Castillo-palacio de los Duques de
Híjar. Parece ser que aprovecha elementos anteriores de una fortaleza
islámica. Es de planta cuadrada de piedra y en el siglo XV se le añade una
fachada de ladrillo; todavía en el siglo XVII
existe una reforma posterior. En la actualidad se encuentra en un estado
ruinoso.
Una de las
joyas del arte gótico de nuestra comarca lo encontramos en el Castillo Arzobispal de Albalate del
Arzobispo. Este sí se conserva en un buen estado; es uno de los mejores
ejemplos de castillo gótico en Aragón y está declarado como Bien de Interés
Cultural. Aunque seguramente también aprovecha restos arquitectónicos
anteriores es bajo el mecenazgo del obispo Eximeno de Luna (1297-1316) cuando
se desarrollan las principales obras de construcción que le conferirán su
actual fisonomía. Tiene una planta trapezoidal que se adapta al terreno
existente y dos alturas. En la planta inferior se encuentra el patio de armas y
la zona residencial, mientras que en el piso superior se ubica la espectacular
capilla gótica, que fue realizada bajo el mecenazgo del primer arzobispo de
Zaragoza, Pedro López de Luna (1317-1345). Bajo el mandato de Dalmau de Mur
(1431-1456) se culminaría la obra con la realización del púlpito de la capilla.
Todavía en el siglo XVI se realizarían importantes obras, de entre las que
destaca la edificación de la torre-campanario de sobrio estilo mudéjar. También
es de destacar la existencia de un horno de cocer pan.
En los siglos
XIV-XV se data la denominada Cripta de
Jatiel, que es en realidad una cilla o almacén que utilizaban los cofrades
de la Orden Militar
de San Juan de Jerusalén (señores de la localidad) para almacenar el grano
recogido gracias al diezmo. Es un edificio de una sola nave con arcos fajones
apuntados y se encuentra bajo el nivel del suelo. Su estado de conservación es
excelente y ha sido musealizado para que pueda ser visitado.
En cuanto a
los elementos urbanísticos de esta época hemos de destacar la Plaza de la Villa de Híjar, que suele datarse a finales
del siglo XIV o principios del XV por la concesión otorgada por el rey de
Aragón para realizar mercado en la villa. Se trata de una plaza de planta
cuadrada porticada en sus cuatro lados, en el centro de uno de los cuales se
encuentran las Casa Consistoriales, cuya fábrica original de ladrillo queda
enmascarada por un enlucido posterior.
En lo
referente a la arquitectura eclesiástica destaca sobremanera la Iglesia de Santa María la Mayor , en Híjar; declarada
Bien de Interés Cultural. Se trata de la única iglesia completamente mudéjar
que existe en nuestra comarca y una de las pocas de estas características en
toda la provincia de Teruel. La primera fase constructiva es del siglo XIV, de
la que se conserva el ábside heptagonal y el primer tramo de la nave, así como
parte de la decoración exterior de ladrillo. Una reforma en el siglo XVI le
añadió las dos capillas junto al presbiterio y la bóveda de crucería
estrellada. Finalmente en el siglo XVIII las capillas laterales se convirtieron
en naves y se realizó una nueva fachada que, junto a la torre, ocultan buena
parte de la fábrica original.
De gran
interés es igualmente la Ermita de San Antón, también en Híjar. Sobre
todo porque, bajo su apariencia y advocación actual, esconde los restos de una
de las sinagogas mejor conservadas de todo Aragón. Su fecha de construcción se
remonta a los alrededores del 1400. Es una construcción mudéjar de ladrillo, de
una sola nave y con arcos diafragma apuntados que sujetan una sencilla cubierta
de madera; en la parte de los pies existe una tribuna. Tanto este edificio como
la iglesia de Santa María se encuentran cerradas a causa de problemas
estructurales que impiden su uso; están a la espera de recibir un impulso
económico que permita su restauración.
Para acabar
con el periodo medieval conviene destacar un elemento curioso y espectacular
por su hallazgo. En una vivienda de La Puebla de Híjar (seguramente perteneciente en su
momento al administrador del Duque de Híjar en la localidad) aparecieron en una
reforma unas pinturas góticas
murales en excelente estado de conservación. Se encontraban ocultas tras un
enlucido de yeso y muestran el escudo de armas de la Casa de Híjar y una escena
que se representaba habitualmente en los tapices de la época. Están realizadas
al temple y se datan entre mediados del siglo XV y principios del XVI.
Castillo Arzobispal (Albalate del Arzobispo) |
Edad Moderna.
Es en la época
moderna (Renacimiento y Barroco) cuando se lleva a cabo la construcción de la
mayoría de las iglesias parroquiales de los pueblos de nuestra comarca
(excepción hecha de la de Híjar, erigida con anterioridad); es por esto que un
importante apartado de este momento irá dedicado a estos edificios.
En primer
lugar conviene nombrar por su importancia la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Albalate
del Arzobispo, declarada Bien de Interés Cultural. Gracias a la documentación
aportada por Bardavíu conocemos que su construcción se inició el año 1581 y que en 1589 era consagrada; se aprovecharon
con probabilidad los restos de un templo gótico anterior. Ligeramente anterior
sería la torre campanario que se aprovechó para la nueva iglesia y que ha sido
recientemente restaurada. Es de tres naves, con la central mucho más ancha y
alta que las laterales, y con bóveda de crucería estrellada. La portada está
hecha al gusto renacentista.
En la
localidad de Azaila encontramos la
Iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Azaila,
construida entre finales del siglo XVII y principios del XVIII. Es barroca y
está realizada en mampostería y ladrillo. Tiene una sola nave con bóveda de
medio cañón con lunetos y capillas entre los contrafuertes.
También en
Jatiel existe una Iglesia de Nuestra
Señora de la Inmaculada
que igualmente cuenta con una profusa decoración barroca. En esta ocasión el
templo es de una sola nave, también cubierta por bóveda de medio cañón con
lunetos. La torre y la fachada, sin embargo, alcanzan mayor notoriedad que la
del pueblo vecino.
De inmenso
tamaño es la Iglesia del Salvador de Samper de Calanda, cuyo volumen destaca sobremanera en
el casco urbano. Es también de
estilo barroco y su obra fue iniciada a en el año 1743, según una inscripción
existente en la fachada. Se trata de un templo de tres naves de igual altura,
con crucero en cuyo centro se alza una cúpula sobre pechinas. La fachada imita
a la de la colegiata de Alcañiz.
Es de resaltar
el ingente número de trabajos que el reputado arquitecto zaragozano Agustín
Sanz realizó al servicio de la
Casa de Híjar. Entre los más destacados se encuentran la
remodelación de la iglesia de La
Puebla de Híjar y la construcción de las iglesias de nueva
planta de Urrea de Gaén y Vinaceite. La Iglesia de la Natividad de La Puebla de Híjar sufre una
remodelación en la segunda mitad del siglo XVIII que le confiere su aspecto
actual. Consta de tres naves de igual altura con crucero y cúpula centrada, al
igual que ocurre en Samper.
Sin embargo es
en las otras dos obras donde Sanz despliega toda su imaginación y su gusto por
lo clásicista. La Iglesia de San Pedro de Urrea de Gaén se
realiza, bajo el mecenazgo del Duque de Híjar, en el último cuarto del siglo
XVIII. Es de una sola nave, con un gran espacio central cubierto por cúpula
oval; a los lados hay dos amplias capillas laterales. La fachada, sin embargo,
todavía guarda reminiscencias barrocas.
En los mismos
años se construye también la Iglesia de San Juan Bautista de Vinaceite.
Sigue una fisonomía parecida a la anterior, aunque de proporciones algo más
modestas. Es también de una sola nave con un gran espacio central, esta vez
circular, y con una pequeña capilla a los pies de la nave. También en este caso
la fachada evoca motivos barrocos.
La época
barroca es un momento de gran devoción debido a la influencia de la Contarreforma
Católica ; y es por eso que aparte de las iglesias
parroquiales se construyen un buen número de ermitas u oratorios, bien en los
alrededores de los núcleos urbanos o bien desperdigadas por el monte. Como
ejemplos significativos podemos citar la Ermita de Santa Bárbara en Urrea de Gaén, la Ermita de San Isidro en Híjar o la Ermita de San José en Albalate del Arzobispo,
que se encuentra junto al cementerio municipal y que guarda una profusa y
llamativa decoración de yesería, especialmente en la cúpula del espacio
central.
También, igual
dentro de los recintos urbanos como extramuros, es el momento de fundación de
conventos de distintas congregaciones. Así tenemos el Convento Franciscano de Nuestra Señora de los Ángeles cerca de la
población de Híjar, cuya fundación se remonta al año 1517 por encargo del Duque
de Híjar. Los últimos habitantes de este convento fueron monjes capuchinos, que
habitaron allí hasta la Guerra Civil ,
momento en que fue abandonado. Hoy se encuentra en estado ruinoso, aunque aún
se aprecian muchas de las dependencias conventuales además de la iglesia, de
una sola nave y con una fachada muy clásica en ladrillo. En Albalate se
encuentra el denominado Convento de
Santa Ana, que en su origen estuvo ocupado por religiosos capuchinos. Fue
construido entre 1634 y 1648 y su iglesia consta de una sola nave cubierta por
bóveda de cañón con lunetos. La iglesia se encuentra en buen estado gracias a
una restauración reciente y alberga en su interior la exposición permanente de
los pasos de la Semana Santa
local. Algunas de las dependencias conventuales forman parte del edificio que
actualmente ocupa ADIBAMA.
Del mismo
modo, existen en la comarca dos centros de peregrinación, fundados también en
época barroca a raíz de sendas apariciones. El primero es el Santuario de la Virgen de Arcos en
Albalate del Arzobispo, que se construyó a raíz de la aparición de la Virgen al pastor Natalio,
según cuenta la leyenda. Se encuentra sobre un promontorio rocoso cerca del río
Martín y es Bien de Interés Cultural. En cierto momento, un poblado llamado
Arcos y perteneciente a la
Tenencia de Albalate se encontraba junto al santuario. La
iglesia, levantada en el siglo XVII, consta de tres naves y contiene una
exuberante y colorida decoración barroca. Junto a la iglesia se alinean las
dependencias de la antigua hospedería, hoy en estado semirruinoso. El otro gran
centro de peregrinación comarcal es el Santuario
de Santa Quiteria en Samper de Calanda, conservado en su conjunto en bastante
buen estado. Según se cuenta Santa Quiteria, patrona contra la rabia, se
apareció en el lugar a un pastor que padecía esta enfermedad y lo curó. Allí se
construyó pues un centro devocional en el siglo XVII, sobre los restos de una
ermita preexistente. Destaca sobremanera el claustro, y especialmente las
pinturas de ambiente popular que lo decoran dedicadas, entre otros temas, al
temor de Dios y a la muerte.
Para finalizar
con la arquitectura religiosa de la época es necesario hablar de dos elementos
fundamentales en nuestra comarca y más difícil de ver fuera de nuestro ámbito.
El primero de ellos es los calvarios: ermitas que suelen estar situadas sobre
colinas a las afueras de las localidades y que suelen guardar los pasos de la Semana Santa en los pueblos de
nuestra comarca que se incluyen en la
Ruta del Tambor y del Bombo. Los más antiguos datan del siglo
XVII y son las ermitas del Santo Sepulcro de Híjar y Samper de Calanda.
Más modernos son los de La Puebla de Híjar y Albalate del Arzobispo. Y ya de época contemporánea el calvario de Urrea de Gaén.
El otro de los
elementos que cabe destacar es el de los arcos-capilla. Aprovechando las
puertas de los antiguos recintos amurallados de la
Edad Media se crean, en la parte superior,
pequeñas capillas abiertas u oratorios en honor de determinados santos o
variantes marianas. Algunas advocaciones se repiten en varias localidades como
es el caso del Arco de San Roque,
presente en La Puebla de Híjar, Samper de Calanda y Urrea de
Gaén; o el de La Virgen de Arcos en Albalate del Arzobispo e Híjar,
siendo además la patrona de las dos localidades. También por su
espectacularidad y buen estado de conservación merece ser nombrado el Arco de San José en Samper de Calanda.
Dejando atrás
el largo y prolífico capítulo de la arquitectura religiosa nos centraremos
ahora en dar unas breves pinceladas sobre la arquitectura civil. No han llegado
hasta nosotros excesivos ejemplos de viviendas de nobles o de hidalgos, sin
embargo sí que merece destacarse la
Casa de la Abadía en Híjar. Fue construida en el siglo
XVI y es un fiel prototipo de palacio renacentista aragonés. Está realizada
toda ella en ladrillo y tiene tres alturas, en cuya planta superior podemos ver
la típica galería de arquillos de medio punto situada bajo el alero decorado a
base de ladrillos esquinados.
Es el momento
de construcción de algunas de las casas consistoriales de la comarca, sirva
como ejemplo el Ayuntamiento de Urrea de
Gaén. Construido en el siglo XVII es también todo él de ladrillo. En la
planta inferior hay una lonja abierta (conocida en el lugar como “trinquete”) y
en el piso superior podemos ver unos amplios ventanales rectangulares. El Ayuntamiento de Albalate del Arzobispo
que fue remodelado en época contemporánea tiene también una lonja abierta en su
parte inferior.
Surgen además
algunas curiosas iniciativas particulares, a raíz del nacimiento de algunos
núcleos de población alejados de los núcleos originarios. Es el caso de La Venta de La Pobleta o de las Masadas del Ceperuelo, ambos en Híjar. En este último caso el
proyecto es de fines del siglo XVIII y del ya referido arquitecto Agustín Sanz
que, de nuevo al servicio del Duque de Híjar, diseña una serie de viviendas
consecutivas, un granero, una capilla y diversas dependencias para la población
que allí debía establecerse.
Es de sobra
conocida la siempre tenaz animadversión que se profesaban el Arzobispo de
Zaragoza y el Duque de Híjar, a raíz de los “rifirrafes” que mantenían en
relación con las tierras que lindaban en sus respectivos territorios. El caso
más palmario lo tenemos en las lindes entre Vinaceite (lugar perteneciente al
señorío de Híjar) y Almochuel (aldea englobada en la Tenencia de Albalate).
Una vez más fue Agustín Sanz el encargado de proyectar la línea que marcaría la
división de ambos términos. Y en este lugar, que todavía se mantiene como
límite de ambos términos municipales, aún pueden verse hoy varios de los
mojones de piedra arenisca que se utilizaron para tal fin.
Convento de Nuestra Señora de los Ángeles (Híjar) |
Edad Contemporánea.
Dado
que todas las iglesias parroquiales de las localidades de nuestra comarca
fueron ya construidas en época moderna, no podemos reseñar la erección de
ningún templo de este tipo durante la edad contemporánea. Sí que se siguen
construyendo algunas ermitas de devoción popular, tanto en los aledaños de los
conjuntos urbanos como en el monte. Así podemos mencionar la Ermita de Nuestra Señora del Campo en
Vinaceite, la más nueva de todas las de la comarca, construida por devoción
popular en 1988 (Año Mariano). Pero sobre todo cabe destacar la Ermita de Nuestra Señora del Carmen en Híjar,
que se construyó en 1900 a
instancias de la villa; la casa de ejercicios que se encuentra junto a ella fue
construida en 1927 y pertenece a la
Diócesis de Zaragoza. La ermita tiene es de tres naves,
cubierta por bóveda con lunetos la central y con techumbre plana las laterales.
En la casa de ejercicios todavía persiste una congregación de religiosas.
En
cuanto a la arquitectura civil hay que citar el Ayuntamiento de Albalate del Arzobispo, cuya disposición actual,
como ya hemos dicho anteriormente, enmascara una fábrica anterior. También en
este momento, a comienzos del siglo XX, se edifica el Ayuntamiento de Samper de Calanda, de dos alturas y realizado en
piedra sillar y de mampostería. Posteriormente se construyen o remodelan los
ayuntamientos de otras localidades de la comarca, como los de La
Puebla de Híjar,
Azaila, Vinaceite, Castelnou y Jatiel, el más nuevo de todos, con escasos
años de existencia.
Al
igual que en la época anterior, se originan algunos pequeños núcleos habitados,
dependientes de las cabeceras municipales y asociados a grandes latifundios
agrícolas o espacios irrigables de diversos propietarios. Son los casos de la Finca de La Cultía en Híjar o las Casas del Regadío en el término de Urrea de Gaén.
En
Samper de Calanda, en los aledaños del Santuario de Santa Quiteria, encontramos
el Fortín de Las Talayas. Una torre
de comunicación empleada en las Guerras Carlista o quizá incluso con
anterioridad como torre de señales, asociada a otras existentes en localidades
vecinas, como la del Mocatero en Escatrón, el Fortín de Sástago o la torre de
Salamanca en Caspe. Hace pocos años que fue restaurada, de una forma que ha
levantado numerosas críticas.
También
tenemos que considerar parte de nuestro patrimonio a los restos todavía visible
de esa contienda tan funesta para nuestro territorio como fue la Guerra Civil Española. En
varías de nuestra localidades todavía pueden apreciarse de forma notable varias
de las estructuras que se utilizaron en ese momento. Por citar dos ejemplos
hablaremos de las Trincheras de
Pedreñales en Azaila, que se encuentran en un cerro próximo al yacimiento
arqueológico del Cabezo de Alcalá y que son una extensa red de trincheras en
forma de zig-zag o cremallera, y las Cuevas
del Cabezo Pilón en Vinaceite, concretamente 11 cuevas que fueron excavadas
como refugios durante la Guerra Civil
alrededor del Cabezo Pilón, muy próximo a la población, y que se encuentran
parcialmente derrumbadas. Como ya hemos dicho anteriormente, en la cima de este
cerro se hallaron restos de un poblado de la Primera Edad del Hierro,
dañados en parte por las trincheras y puestos de ametralladora que también
están aquí presentes.
Tampoco
podemos olvidarnos de los elementos fundamentales presentes en nuestra tierra
que fueron parte de la denominada “revolución industrial”. Desde las estaciones de ferrocarril de La Puebla de Híjar, Samper de
Calanda y la desaparecida de Azaila a los molinos
aceiteros, como el de la
Sociedad de Albalate del Arzobispo. Pasando por elementos tan
dispares como la Central de Rivera, en Albalate del Arzobispo,
que fue puesta en servicio en 1904 (una de las primeras de Aragón) para dar
servicio eléctrico a las localidades cercanas, o la Azucarera del Bajo Aragón en La Puebla de Híjar, una de las
más importantes de la época y que fue un motor económico fundamental en toda la
comarca (en este año 2012 se acaba de conmemorar el centenario de su puesta en
funcionamiento). Y otros muchos elementos de los que todavía quedan restos:
fábricas, molinos harineros, etc.
He querido dejar para el último
lugar dos lugares de gran importancia dentro del patrimonio cultural de nuestra
comarca: los conjuntos históricos. El Casco
Histórico de Albalate del Arzobispo fue declarado Conjunto
Histórico-Artístico el 24 de noviembre de 1983 y es actualmente Bien de Interés
Cultural. Albalate es una localidad de fundación musulmana y, aunque el casco
urbano está parcialmente desvirtuado en varios lugares, todavía mantiene su
espectacular fisonomía de calles estrechas y empinadas, cuyo núcleo principal y
originario es el formado por el conjunto del Castillo Arzobispal y la Iglesia de Nuestra Señora
de la Asunción. Cabe
destacar además los restos de muralla medieval de tapial en el barrio de las
Cantarerías, el arco-capilla de la
Virgen de Arcos y Santo Domingo, el Convento de Santa Ana,
varios “cantones”, la casa natal del pintor Juan José Gárate o la existencia de
los tradicionales “solanares” en un buen número de edificios. El Barrio de San Antón o de La Judería en Híjar, es
uno de los tres núcleos iniciales de la Villa , junto al barrio de La Parroquia (musulmán) y
el barrio de La Villa ;
por eso es Híjar también es conocida como “la de las tres culturas”. El barrio
de San Antón se encuentra en la parte alta de la localidad, muy cerca de la
iglesia parroquial de Santa María la
Mayor , y desde el 6 de septiembre de 2002 es Bien Catalogado
del Patrimonio Cultural Aragonés. Tiene una curiosa y original forma
trapezoidal y conserva su fisonomía de casas encaladas en estado más que
aceptable. Además podemos encontrar algunos edificios destacables, como la Ermita de San Antón y el
granero del diezmo del Duque de Híjar.
Plaza de San Antón (Híjar) |
Conclusiones.
Es más que
vital que todos seamos conscientes de la importancia del patrimonio cultural de
nuestra comarca. Son una serie de manifestaciones de todo tipo que han llegado
hasta nosotros después de numerosas vivencias de un buen número de generaciones
pasadas. Por ello, aprovecho estas líneas para alentar a las instituciones
(Ayuntamientos y Comarca) y también a los particulares a que contribuyan a la
difusión y al conocimiento de nuestro patrimonio; pero fundamentalmente que
todos seamos capaces de colaborar en su conservación.
Nuestro
patrimonio es el legado de nuestros ancestros, nuestra seña de identidad y el
solar desde donde debemos mirar hacia el futuro y desde donde debemos edificar
nuestra cultura. Es por ello que nuestro patrimonio es de todos y para todos, y
su conservación es una responsabilidad conjunta que debemos seguir legando a
las generaciones venideras, porque aquello que dejamos perder ya no se puede
volver a recuperar.
Bibliografía.
- ESCARTÍN AIZPURÚA, ESTHER Y ALCALÁ PRAT, ICIAR,
“Informe sobre el estado de conservación y valoración económica de la
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Centro de Estudios del Bajo Martín, Zaragoza, 2002.
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ESTRADA ESTEBAN, MARIANO, “Un poblado ibero-romano de La Puebla de Híjar. El Paso de
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págs. 41-48, en Rujiar VII, Centro de Estudios del Bajo Martín,
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