Si nos remontamos al Castelnou de cuando yo era pequeño, el día de la Rosca era el domingo de Pascua o Resurrección.
Así, el último día de las vacaciones de Semana Santa, aquel grupo de amigos o cuadrilla, se iban merendar al campo. Generalmente un trozo de torta con chocolate o la típica rosca, que no es más que una torta con dos huevos duros colocados en el centro de la misma.
Es cierto que cuando éramos más críos teníamos muchos días de vacaciones en Semana Santa, por eso íbamos a la rosca sábado, domingo y lunes, ¡qué tiempos aquellos!
Así esta generación de Castenlor@s, a los que con cariño he llamado generación de Verano Azul en Castelnou, fue creciendo y poco a poco, la merienda fue comida, y en lugar de la tarde, fue todo el día en el campo, para ser exactos, hasta que se hacía de noche. La torta pasó a ser todo tipo de comida a la brasa y se empezaron a comprar cervezas en lugar de sólo refrescos, más tarde, aunque a escondidas, todo tipo de licores.
Recuerdo especialmente el aquellos últimos años de la década de los 80, cuando parecía que se nos olvidaba comprar comida, pero, lo que nunca faltaba era bebida, o quizás debería decir alcohol. Así que no es de extrañar que a la merienda la llamáramos "bebienda". Todas las anécdotas están ligadas a las típicas borracheras.
Unos años más tarde, nuestra generación fue el núcleo principal que movería las actividades organizadas por la asociación cultural la Valera. Era la segunda mitad de los años 90, por eso a nuestro grupo, que todavía era de los más grandes, se juntaron otras generaciones. Llegando a juntarnos para ir a lo rosca en torno a cuarenta personas en aquellos años. Algo bien distinto de los quince o veinte, que solíamos ir hasta entonces.
El lugar para ir a la rosca, que cuando éramos más jóvenes solían ser "las cuevas de las Chilandras". Eso si no se adelantaba gente, que venía de otros pueblos y ocupaba el sitio antes. Posteriormente se pasó aguas abajo, también cerca del río en una explanada, pero que diera cabida de manera más apropiada a este creciente número de gente.
El río Martín siempre ha estado cerca de esta celebración. Cuando éramos más jóvenes dejábamos las típicas marcas hechas con cuchillos o navajas en los chopos, nos hacíamos coronas con las ramas de los sauces llorones, comíamos la parte más tierna de los juncos y construíamos todo tipo de artilugios de caña. Nunca faltaba una pipa de fumar hecha de caña. Una fogata también junto al río era, junto a las guitarras o un cassette a pilas, el centro de todo esto hasta que se hacía denoche.
Cuando llovía solíamos ir a la venta de Valimaña, en las ruinas del antiguo edificio. Cuando se hizo imposible ir debido al estado ruinoso de éste, nos quedamos sin un sitio a cubierto para este día. En su momento, incluso pensamos en pedir un dinero y poner un tanto nosotros y hacernos con un mas de los grandes, que no estuviera en mal estado para estos días.
Los últimos años que se ha ido tanta gente a la rosca, y ha hecho mal tiempo, se ha llegado a hacer esta merienda en el pabellón multiusos.
El año 2010 según pude leer en el blog de vivacastelnou, ya que un catarro me impidió acudir a esta cita, fueron de nuevo unos cuarenta y como el tiempo no acompañaba la merienda se hizo en las instalaciones abandonadas de la finca de Valimaña, de nuevo esta finca vuelve a acogernos para este día.
GALERÍA DE FOTOS: (Castelnou.log)
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